by Lisa Haney

viernes

EL PURO NO, de Oliverio Girondo

El no
el no inóvulo
el no nonato
el noo
el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan
y nooan
y plurimono noan al morbo amorfo noo
no démono
no deo
sin son sin sexo ni órbita
el yerto inóseo noo en unisolo amódulo
sin poros ya sin nódulo
ni yo ni fosa ni hoyo
el macro no ni polvo
el no más nada todo
el puro no
sin no



OLIVERIO GIRONDO, Persuasión de los días.  

jueves

Un poema de Begoña Abad

Debería haberme aflojado
la conciencia
no tengo edad para
estrecheces
ni para el insomnio que
me produce la injusticia.

Debería vestirme de mayor
y cuidar no me contagien
la alegría

los que aún la conservan.

Debería hacerme un seguro
por si vivo lo suficiente
a pesar de tragar tanto
veneno.

Debería dejar de hacer
el amor
no vayan mis nietos
a descubrirme
y me pidan consejo.

Debería dejar la pancarta
de oponerme
al sistema por sistema
y a sus aberraciones.

Debería hacerme cómplice
de los que ganan
para comer con ellos
la sopa boba
en lugar de hacerme
una de sobre.

Debería dejar de escribir
poemas
que nunca verán la luz
en Hiperión
ni estarán en la lista
de los elegidos.

Pero dejar estas cosas,
ahora que empiezan
a gustarme,
me jode tanto…


Begoña Abad.

de Alejandra Pizarnik

¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego,
una muerte,
un miedo,
algo horrible,
aunque fuere con plumas
aunque fuere con sonrisas?


A. Pizarnik.

Un poema inédito de Gsús Bonilla

2013 d.C

Más que un gobierno una costumbre
como la de marcar el ganado. Las señales 
con almagre o pez; hay que identificar 
al animal en la distancia y en esa longitud 
se percibe el triángulo invertido de la Alemania 
Nazi. Vamos a jugar a los colores: Amarillo, 

para Judíos; rojo de los presos políticos y verde
de preso común; el azul de los inmigrantes
y el púrpura para los estudiantes libres
de la Biblia. Rosa para homosexuales; negro,
de las mujeres asociales: prostitutas,
lesbianas, vagos, maleantes, inadaptados,
sin techo, deficientes y retrasados mentales;
el mismo negro para los gitanos, drogadictos
y alcohólicos y anarquistas. Mi país es un hierro
candente. Una acuarela y un óleo gris. Dios
se aplica sobre la piel con pulso firme,
la policía traduce los sucesos a su modo, según
los miedos que tenga. A mí me punzan los oídos,
hay millones de brazos suplicando piedad.


Gsús Bonilla (Inédito)

domingo

Un poema de Jorge M. Molinero

cada día sale una noticia
del mercadona
-pasó de ser un santo
a algo menos que el diablo-


supongo que ni lo uno ni lo otro


pero lo que nunca sale
en la radio
en la prensa
en la tele


es que en mi barrio hay
una gitana preciosa en la que
bajo una chatarrería de oropeles
faldas de tubo cardados y camisas
de leopardo
se puede atisbar una diosa


y todas las tardes
a eso de las nueve
baja al mercadona
del brazo de su madre
exponiéndose dulce como los
bollitos hojaldrados de hacendado
arrebatadora como la pirámide
de naranjas del campo en la frutería


y lo que no sale en la radio
ni en el periódico
ni en la tele de los huevos
es que allí
en el mercadona
se pasea una gitana
del brazo de su madre
a la hora en la que los gitanos
salen del culto y van a comprar
esperando a que alguno se la lleve
a que alguno la pida


y de eso
nunca hablan las noticias



Jorge M. Molinero

Un poema de TERESA NARANJO

Soy el hijo de la mujer
violada
que no tuvo derecho
a abortar,
tengo obligación a nacer
pero no tengo derecho
a vivir.
Soy el hijo sin brazos ni piernas
por causa de un medicamento
y he sido obligado
en el nombre de dios
a nacer.
Aquí afuera
me dicen disminuido,
me niegan cualquier
esperanza de vida.
Afortunadamente 
no soy el hijo
de estos hijos de puta
esos...
No nacieron
alguien se ocupó
de que no tuvieran
apellidos ilustres
ni llamar monseñor
a su padre.

Teresa Naranjo

jueves

(que no venga la poesía a salvarme) un poema de EVA R. PICAZO

que no me encuentre sucia y derrotada,
que me sangren las encías 
y los poemas escuálidos

que me sangren las cuencas de los ojos,
y los versos me atornillen el corazón
al lado izquierdo del cuerpo,
que mis dientes mastiquen despacio
todo este silencio,
que el silencio no me sangre

que me sangre la palabra,
que resbale en hilos rojos
por mis brazos y mis piernas,
que resbale la palabra

que la poesía me duela
para no dolerte más,
que me duela y me sangre
para no dolerme,
que forme una parábola
entre tu boca y mi boca

que no venga la poesía a salvarme

que no venga


Eva R. Picazo
(Donde la lluvia - Edt. Unaria -2013)

miércoles

ÁNGEL GUINDA, dos textos de ESPECTRAL

¡Si me dejo la vida en la palabra, la palabra me devolverá a la vida!
Si bajáis la palabra a las cloacas, buscad el oro en ellas, evitad que las ratas la devoren.
Cada mirada sea una presencia, cada presencia una aparición, y cada paso me acerque a lo desconocido.
Las palabras acuden a mi tránsito desenganchadamente nuevas, ágiles, me libran del exilio que es vivir.

***

¿Para qué?
¿Mi vida ha sido esto? ¿Un cordero que lleva en su balar abrazos?
¿Un potro que va y viene? ¿Un toro que va, y va, embiste y vuelve? ¿La velocidad que va, y va, y se pierde? ¿Un caballo que va, y se va, y no vuelve? ¿Mi vida ha sido esto? ¿Para quién? ¿Una oveja fuera del rebaño, azuzada por el perro del trabajo? ¿Mi vida es ya ese torpe buey tan lento, este viejo tractor que no se pone en marcha?


Ángel Guinda

LINAJE, un poema de UBERTO STABILE

Toco los poemas como tú me tocas
como rinde pleitesía el corazón al tiempo
como se piensa octubre o sucede una canción.
Toco los poemas para poder tocarte
esta oración de crudo invierno
esta rebelión de amor y carne
penúltima provincia de nuestras palabras.
Toco los poemas como puentes
encadenados al río y lloro
vértigo del tiempo que ya no tengo
caricia y cónclave de la memoria.
Toco para renovar cautivo
las primeras horas del madrigal
luz en verso propio y ciénaga donde
más allá sólo
existo y muero.



Uberto Stabile

lunes

LISBOA, un poema de NACHO ESCUÍN

Si esto fuera Lisboa yo podría hacerte creer en
algún café que soy heredero de Pessoa, o rodeados
por las luces amarte y decirte que un collar de uvas
blancas nos abraza. Adoro las luces de Lisboa,
redondas y descomunales, sueño con ellas tantas
noches que al despertar creo estar allí en ocasiones.
Pero no, mire donde mire no encuentro Lisboa, y
quizá tampoco encuentro lugares más cercanos y
conocidos. Busca Lisboa en tu corazón y llena tus
manos de su primavera, aquí y en mi pecho hace
frío.


Ignacio Escuín

AQUÍ ESTÁIS AUNQUE NO APAREZCÁIS

Desentraño, es un poema de Falcón.
Desapropio, es un poema de Riechmann.
Acompaño, es un poema de Cañamares.
Profundizo, es un poema de García Teresa.
Corazono, es un poema de Begoña.
Duelo, es un poema de Martínez Ferrer.
Sangro, es un poema de González.
Divierto, es un poema de Benedicte.
Vuelo, es un poema de Macías.
Enternezco, es un poema de Stabile.
Sorprendo, es un poema de Ge.
Digiero, es un poema de Vicent.
Veo, es un poema de Zapico.
Imagino, es un poema de Lizano.
Estremezco, es un poema de Massieu.
Permanezco, es un poema de Luna.

La hermosa idiotez, un poema de cualquiera, mío, de ellos.

La herida es la escritura, 
por tanto, la cura, 
la sanación es un poema de todos.

La resurrección, es un poema por escribir.

Contra, cabe, con, es un poema de Orihuela.

Abandono
Rechazo 
es 
lo que he aprendido a hacer

con un poema de García Montero.



Javier Gm

Un poema de LAS SUMAS Y LOS RESTOS. Ana Pérez Cañamares

Pocos saben que tengo otra hermana.
El azar nos separó al nacer.
Yo mamaba la leche de mi madre
mientras ella se secaba al sol.
Cuando perforaron mis orejas
ella recibió la ablación del clítoris.
Follé con hombres y sufrí por todos;
a manos de uno solo se quebró ella.
Me separé, lloré, abandoné mis sueños.
Ella murió unas cuantas veces
bajo piedras, ácido, sida y malaria.
Su cuerpo se deshizo y se recompuso.
En una o dos ocasiones fue feliz de morir.
Mi hija creció; mi hermana murió en el parto.
Años después parió una niña y se la quitaron.
Yo veo mi cuerpo envejecer, ella no tiene espejo.
Me pongo cremas antiarrugas
pero toda ella es un surco.
Yo hago listas de lo que me duele:
pero ella es la que administra su dolor.

Ana Pérez Cañamares

Poema perteneciente al libro Las Sumas y los Restos (Edt. Devenir)
recientemente galardonado con el V Premio de Poesía Blas de Otero - Villa de Bilbao 2012)