PUNTO DE FUGA, un poema de Cecilia Quílez
Tengo el sexo débil.
Ya no advierto el rastro
que dejan los dedos en la piel.
Me quemé y ardí,
pira ignorada de codicias estériles.
Mi lujuria es una almohada
de plumón sintético.Me bebieron sin reservas
y me quitó el aliento
el lecho que me lo había dado.
El culto al cuerpo es una lengua
indecente y reservada.
Entreno a mi soldado a oscuras.
Sé que no necesita más que oír
que lo hace correctamente.
Estoy muerta de orígenes
y viva de sucesos inmediatos.
Tránsfuga sepultada y pretérita
del verbo ser.
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