LA FAROLA DE FRANCO, un poema de Eladio Orta
En la plaza
oscura y gris
había una farola
tenue
un cuadro
con un pie dentro
y una boca
metiéndole
mano al cuadro
los viernes
la farola
se apagaba sola
y bailábamos
agarrados
después de fumarnos
unos canutos
a veces
terminábamos follando
en los escalones
del monumento
alegrándole la vista
a Franco
que con tantas
palomas
cagándole encima
qué más le daba
ducharse
con sus meadas
que con lechás postanarquistas.
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